sábado, 28 de julio de 2012

La ceremonia de apertura de los JJOO vista por los medios

La prensa británica sin excepción se ha rendido ante la espectacularidad, excentricidad y fuerza visual de una ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos que "puso a la gente en primer lugar".

Aspirando al oro, titula el conservador Daily Telegraph al valorar el montaje "ruidoso, desafiante y sobre todo gloriosamente británico" dirigido por Danny Boyle y que fue seguido por 27 millones de espectadores, sólo en el Reino Unido.

El periódico alaba la broma con la que se pretendió lanzar a la reina Isabel II en paracaídas, en compañía del espía ficticio James Bond, y "el sentido del humor y patriotismo" de un espectáculo que hizo constantes guiños a la audiencia de este país.

The Times recuerda las preferencias en cócteles del famoso Bond, a quien le gustaba su Martini "agitado pero no revuelto", al resumir el impacto de la ceremonia con las palabras "Emocionados y conmovidos" (que en inglés es un juego de palabras con los mismos adjetivos). El Times destaca además que, habiendo podido destacar a "gigantes y súperheroes", el cineasta británico, director de la oscarizada "Slumdog millionaire" y la rompedora Trainspotting, optó por "poner a la gente en primer lugar".

The Independent titula más discretamente Que empiecen los juegos, y describe una "excéntrica" ceremonia de apertura en la que hubo Mary Poppins voladoras, referencias a Harry Potter y verdaderos pacientes de hospital en una celebración de la fundación del servicio nacional de salud (NHS).

Noche de maravillas, afirma por su parte el Guardian, que señala que el montaje de Boyle fue a veces "surrealista", "conmovedor" y "confuso".

Por otro lado, el guiño de Boyle al Estado del bienestar y la sanidad pública en la ceremonia de inauguración generó debate político en el Reino Unido, donde algunos conservadores la juzgaron demasiado izquierdista. El espectáculo diseñado por el director de películas quiso encapsular lo mejor de este país, desde la Revolución Industrial hasta la música pop.

Uno de los momentos más emotivos -destinado sobre todo al consumo interno- fue la celebración del servicio nacional de salud (NHS, por sus siglas en inglés), creado tras la II Guerra Mundial y ahora amenazado por los recortes impuestos por el Gobierno conservador. En un montaje musical en el que participaron verdaderas enfermeras y pacientes del hospital infantil Great Ormond Street, y que culminó con la formación iluminada de las iniciales NHS, Boyle celebró ante los ojos del mundo lo que para muchos británicos es uno de los mayores logros de su historia.

El alcalde de Londres, Boris Johnson, negó que la ceremonia, calificada en Twitter por algunos diputados como "un anuncio de propaganda del Partido Laborista", hubiera sido demasiado "izquierdista", y aseguró que reflejó la cultura nacional. Varios políticos conservadores -incluido el primer ministro, David Cameron, a través de un portavoz- se distanciaron también de los comentarios hechos en Twitter por el diputado Aidan Burley, quese quejó de "tanta basura multicultural izquierdista" y pidió un regreso a las acrobacias aéreas militares "y a Shakespeare".

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