Su miopía, especialmente en el ojo izquierdo, es tan severa que legalmente se lo considera ciego. No llega a ver el destino de las flechas, pero distingue los colores del blanco al que dispara a 70 metros de distancia.
“No uso bastón ni tengo un perro lazarillo”, comentó el coreano, a quien no le gusta hablar de los problemas que tiene en su vista.
Pese a ello, explicó que cuando observa el blanco “todo lo que puedo hacer es tratar de distinguir entre los diferentes colores. Si yo no pudiera verlos, eso sería un problema”.
Su técnica sin duda le da buen resultado, ganó la medalla de oro en Atenas 2004 y en Beijing 2008 y obtuvo varias preseas doradas y de plata en campeonatos mundiales de la disciplina.
“He practicado con anteojos, pero me hace sentir menos cómodo cuando disparo”, concluyó el atleta.
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