sábado, 30 de junio de 2012

San Luis 1904 El estadounidense Fred Lorz fue considerado el primer “tramposo” de la historia

Los organizadores de los Juegos de la tercera Olimpiada, celebrados en San Luis 1904, por vez primera fuera de Europa, repitieron la mayoría de los errores cometidos en 1900. Las competencias, diseminadas durante cuatro meses, se volvieron a perder en el caos de la Exposición Universal en turno.

Tampoco existieron ceremonias de inauguración ni de clausura y por única vez la yarda fue la medida oficial, excepto en las pruebas de atletismo, en las que siguió imperando el sistema métrico decimal. Tal fue entonces la desorganización, que ni el mismo Pierre Coubertin asistió a esta justa.

De las 91 competencias consideradas para conformar el programa olímpico, solamente 42 incluían atletas no estadounidenses. No se construyó ninguna instalación deportiva, aunque hubo incorporación de disciplinas como el boxeo, tiro con arco o la lucha libre y la recuperación del levantamiento de pesas, y desaparecieron otras como la hípica, vela y el tiro. En total se compitió en 17 deportes y se incorporó al baloncesto, creado 12 años antes por James Naismith.

El podio olímpico

Al final, en estos terceros Juegos, que se celebraron del 1 de julio al 23 de noviembre, participaron 689 atletas (ocho mujeres y 681 varones), de 13 países, en 91 pruebas. Fue la primera Olimpiada que entregó medallas de oro, plata y bronce para el primero, segundo y tercer lugar, respectivamente. Como era de esperarse, y debido a las numerosas ausencias de atletas europeos, los competidores norteamericanos coparon los tres primeros lugares en muchas de las pruebas.

Además, algunos campeones en la edición anterior repitieron sus triunfos; por ejemplo, Jhon Flanagan ganó nuevamente en lanzamiento de martillo; Ray Ewry renovó sus tres títulos conseguidos en París, (salto de altura, longitud y el triple sin impulso). Al mismo tiempo, otros tres deportistas estadounidenses obtuvieron tres títulos olímpicos cada uno, Archie Hahn (60, 100 y 200 metros), James Lightbody (800, 1.500 y 2.500 con obstáculos), y Harry Hillman (200, 400 y 400 metros con vallas).

El norteamericano Ralph Baby Rose debutó y ganó su primer título olímpico en lanzamiento de bala.

El falso ganador del maratón

San Luis 1904 fue escenario de una historia como hay pocas en los Juegos Olímpicos. Abandonó, lo llevaron en un automóvil, el vehículo se descompuso, se bajó, siguió corriendo y fue recibido como el ganador del maratón. Veamos la trama de lo sucedido en aquella edición...

El trayecto por los campos de la zona distaba de ser el ideal para una competencia de 40 kilómetros, pues las constantes elevaciones, con siete colinas, obligaban a un enorme esfuerzo, aumentado por una temperatura de 31 grados.

El estadounidense Fred Lorz, uno de los 27 participantes de su país en el maratón, junto con un griego, un cubano y dos africanos, estaba agotado y a los 15 kilómetros de la partida decidió abandonar y se subió a uno de los flamantes coches fabricados por Ford, que conformaban una pintoresca caravana.

“No podía dar un paso más cuando subí. Poco a poco fuimos pasando a los competidores y los saludaba. Mi única preocupación era arribar al lugar destinado como llegada para recuperar mi vestimenta”, relató Lorz en sus memorias.

Y continuó: “De pronto, el coche se detuvo. Estaba averiado. Me dijeron que estaba a siete kilómetros de la meta. Me sentía recuperado. Dije que iba por mi ropa y empecé a correr. La gente me alentaba y me sentí en plena carrera. Cuando llegué a las cercanías de la llegada, el aliento se transformó en ovación, hice un sprint final y me sentí el triunfador”.

La nota negra

Por otra parte, una de las mayores vergüenzas en la historia de los Juegos Olímpicos en la era moderna ocurrió aquel año. Los organizadores montaron unas justas paralelas llamadas “Los Días Antropológicos”, unos Juegos racistas para los que se trajeron de todos los rincones del país personas de distintas etnias: pigmeos, indios, moros. La diversión consistía en contemplar a modo de mofa cómo estas personas practicaban deportes llamados de “blancos”.

El dato

¿En la actualidad alguien podría pensar en una final olímpica de fútbol entre las selecciones de Canadá y los Estados Unidos? Imposible. Pero, en 1904, la ausencia de Gran Bretaña, el dominador de esa época, y la presencia de dos equipos norteamericanos y uno canadiense como únicos participantes lo hizo posible. El Galt Football Club, de Canadá, superó a Christian Brothers College por 4 a O en la final.

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