viernes, 29 de junio de 2012

En París 1900 se compitió en desorden y sin medallas

Los segundos Juegos Olímpicos, que se realizaron en París en 1900, se desarrollaron en medio de una desorganización absoluta.

Esos juegos, que no tuvieron una ceremonia oficial de apertura, comenzaron el 14 de mayo y concluyeron el 28 de octubre (más de cinco meses).

Pierre de Coubertín, impulsor de los Juegos de la era moderna, quería llevar la cita deportiva a París, pero a los franceses no les interesaba el nuevo evento. No se le ofreció más que formar parte de los actos de la Exposición Universal de París, pero en competencia con otros eventos deportivos, con profesionales. De este modo la segunda edición fue rebautizada con el nombre de Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes.

Coubertin enfrentó serias dificultadas financieras, pues al Comité Olímpico se le habían agotado todas las donaciones recibidas.

Sin medallas

Si en Atenas tan sólo se entregaron medallas de plata y bronce, pero no de oro real por su condición lucrativa, en París no se llegó ni a eso. Allí concedieron a los campeones diversos obsequios, pero no a todos; en algunas pruebas faltaron premios a causa de la constante desorganización.

Entre los premios concedidos estaban un bastón con puño niquelado, una reproducción de la Torre Eiffel, una boquilla de plata con estuche de peluche, unos pares de guantes, unas zapatillas o un bastón de bambú. Algunos vencedores rechazaron los premios y un atleta estadounidense obsequió el suyo, una caja de peines, a la esposa del juez de su competición.

Caos

Además, el desorden fue tal que muchos atletas jamás supieron que habían participado en unos Juegos Olímpicos e incluso que habían sido medallistas.

Durante los días de las competiciones la desorganización no cesó; por ejemplo, en las pruebas de natación los atletas nadaron en aguas del río Sena en vez de competir en piscinas olímpicas. Aun así, acudieron a la cita 1.225 atletas de 24 nacionalidades, de los cuales 19 fueron mujeres y 1.206 varones.

París fue testigo de la primera participación de las mujeres en las justas olímpicas. La primera campeona fue la británica Charlotte Cooper, quien se impuso en el tenis.

Dentro de lo positivo, en París 1900 se utilizó por primera vez el lema del espíritu olímpico, “Citius, Altius, Fortius” (más lejos, más alto, más fuerte). Fue aceptado en una reunión del COI en 1897 en la ciudad de Le Havre. La frase fue recogida por Coubertin en una visita a un colegio religioso.

Además, debutaron, entre otros, los deportes de equipo: fútbol, polo, rugby y waterpolo. También participaron las primeras mujeres en golf y croquet (disciplinas similares).

Por primera vez un atleta venció en cuatro pruebas: el norteamericano Alvin Kraenzlein ganó en los 100 y 200 metros vallas, los 60 metros planos y la prueba de salto de longitud con un salto de 7,18, que era un nuevo récord olímpico. También se destacó Ray Ewry, un ingeniero mecánico nacido en Indiana (Estados Unidos) que de niño padeció poliomielitis, que lo mantuvo en una silla de ruedas, y que luego pudo recuperarse.

Ewry conquistó ochos medallas de oro en tres juegos consecutivos: 1900, 1904, 1908.

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