lunes, 3 de septiembre de 2012

En los Juegos Paralímpicos, las prótesis también son obras de arte

Entre el surrealismo y aplicaciones llamativas para el día a día, una exposición en Londres, donde se están celebrando los Juegos Paralímpicos, da una nueva visión de las prótesis, convirtiendo brazos y piernas artificiales en obras de arte y reivindicando su visibilidad pública.

En la entrada de la muestra londinense, el visitante puede contemplar unas láminas de carbono muy célebres, similares a las que utiliza el atleta sudafricano Oscar Pistorius, doble amputado que ha conseguido competir en los Juegos Olímpicos con unas prótesis que se asemejan a las patas de un felino.

En la sala adyacente, una media pierna con uñas postizas de color rosa y un antebrazo tatuado que sostiene una botella de vino y un cigarrillo, proclamando que "no hay ninguna razón para dejar de divertirse".

Otras prótesis destacan como insólitos objetos decorativos, como una pierna de porcelana, mientras otros son auténticas prendas de moda, como otra realizada por la artista Sophie de Oliveira Barata, hecha de cuero.

En el origen de esta exposición está Priscilla Sutton, de 33 años, que sufrió la amputación de una parte de su pierna derecha por una malformación y que explica que tuvo la idea hace unos años, cuando encontró unas viejas prótesis en el fondo de un armario.

"Me dije que era estúpido guardarlas así, por lo que decidí hacer algo creativo con ellas", dijo.

Esta mujer australiana pidió a sus amigos y a otros artistas que dieran una 'segunda vida' a las prótesis usadas, facilitadas en algunos casos por conocidos o por centros hospitalarios.

Organizó una primera exposición con ellas en 2010, en Brisbane (Australia), y ahora ha sabido aprovechar la oportunidad que le facilita la organización de los Juegos Paralímpicos en Londres, para realizar una muestra en el barrio de Brick Lane, en el este de la capital británica.

La joven mujer lleva una prótesis con motivos florales de estilo japonés, que alterna con otra pierna artificial, decorada por un artista estadounidense.

Y, aclara, estar amputada no le impide lucir faldas o pantalones cortos: "Estoy muy orgullosa de mis prótesis, me gusta mostrarlas", dice.

En su opinión, las mujeres tienen más problemas para aceptar sus prótesis, aunque sí percibe cambios en los últimos años.

La exposición tiene como objetivo dar más visibilidad a algo que durante años ha permanecido escondido, explica Sutton, aunque también ha recibido críticas, especialmente las de los que piensan que hubiera sido más útil aprovechar las prótesis para enviarlas a países pobres.

Es complicado reciclar prótesis usadas, ya que están adaptadas exactamente a la morfología de su portador inicial, y a menudo están desgastadas, se defiende Priscilla. "Además, sólo uso una pequeñísima parte de las prótesis que existen en el mundo. La toma de conciencia que puede suponer la exposición no tiene precio", subraya.

"Es apasionante", estima Diana Shaw, una visitante de la muestra, que trabaja en el sector de la salud.

"La mayoría de la gente tiene tendencia a pensar que las prótesis deberían ser lo más naturales posibles y que hay que esconderlas", dice esta británica residente en Canadá. "Lo que la exposición subraya es que no son normales, no son naturales, pero son una parte de la persona, y que se pueden personalizar y decorar", añade.

AFP

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