lunes, 28 de mayo de 2012

Owens, Hitler, Roosevelt y un mito

Una toma aérea del estadio Olímpico de Berlín, en 1936.
En 1936, Owens viajó a Berlín, Alemania, para participar con el equipo de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos, donde según el mito Adolf Hitler estaba utilizando estos juegos para mostrar al mundo una renaciente Alemania nazi esperanzada en que sus atletas dominen los juegos con victorias.

Owens causó una gran sorpresa al ganar cuatro medallas de oro: el 3 de agosto en los 100 metros lisos derrotando a Ralph Metcalfe; el 4 de agosto en salto de longitud, después de unos amables y útiles consejos de su rival alemán Luz Long; el 5 de agosto en 200 metros lisos; finalmente, junto al equipo de relevos 4 x 100 metros consigue su cuarta medalla el 9 de agosto. Esta marca de cuatro medallas de oro en unas olimpiadas no fue igualada hasta 1984 por Carl Lewis.

Parte del mito desprendido de la espectacular actuación de Owens también dice que Hitler rehusó darle la mano. Aunque se sabe que solo felicitó personalmente a los dos primeros ganadores de los juegos (saltándose el protocolo puesto que no debía felicitar en persona a nadie). Y no repitió las felicitaciones con nadie más, ni siquiera con los propios alemanes.

El propio Jesse Owens afirma en sus memorias que recibió una felicitación oficial por escrito del Gobierno alemán, y que sin embargo el presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt no invitó al atleta a las celebraciones en la Casa Blanca, puesto que estaba inmerso en las elecciones.

“Cuando volví a mi país, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente”, contó en su biografía, en 1970.

Una calle y una escuela en Berlín llevan su nombre. EEUU le hizo un homenaje en 1976 y otro póstumo en 1990. Murió en 1980.

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