sábado, 19 de mayo de 2012

Cada vez más cerca de los juegos modernos

Los Juegos Olímpicos de 1928 se celebraron en Ámsterdam, Países Bajos entre el 17 de mayo y el 12 de agosto. Participaron 3.014 atletas (2.724 hombres y 290 mujeres) de 46 países, compitiendo en 14 deportes y 109 especialidades. Los holandeses habían postulado para los Juegos Olímpicos de 1920 y de 1924. Sin embargo, fueron derrotados por Amberes, víctima de la Primera Guerra Mundial y París.

Coubertín había anunciado su retirada como Presidente del COI, ante el acusado crecimiento del profesionalismo encubierto que, a su juicio, minaba los valores morales, éticos y pedagógicos del deporte.

Amsterdam disfrutó de un ambiente total de paz y armonía tras 20 años de problemas económicos y de guerras, revitalizándose los Juegos con el retorno de Austria y Alemania, tras 16 años de ausencia (desde 1912). Por primera vez se instaura por el Comité Olímpico que el calendario de los Juegos no debe sobrepasar dieciséis días de competición, en todo caso consecutivos. El calor e ilusión con que Ámsterdam acogió a los deportistas y visitantes lo demuestra el hecho de que sus ciudadanos habilitaron sus casas para acogerlos, aunque Estados Unidos e Italia, entre otras representaciones, prefirieran vivir en los transatlánticos en que se habían trasladado, aquellos en el Presidente Roosevelt.

Se construyó un estadio apto para 40.000 espectadores, con una doble pista de ceniza en sus instalaciones; una ciclística de 500 m. que encerraba dentro de sí otra de escasa calidad color rojo de 400 m. destinada al atletismo. Junto a la puerta de Maratón, se encontraba el mástil de la bandera olímpica. Además, se construyó una piscina y un pequeño pabellón que albergó las competiciones de boxeo y de lucha. Y también por vez primera se incorporó el juramento de los atletas previo a competir mientras el desfile de participantes lo encabezaría la representación de Grecia. Holanda, en su condición de país anfitrión y organizador, cerraría el desfile.

El atletismo femenino participó sólo en las pruebas de 100m, 800m y relevo 4 x 100m comprobándose la superioridad de la norteamericana Elizabeth Robinson, primera medalla de oro femenina en atletismo (100m.) que sumaría con la de plata en el relevo 4 x 100m. Simultáneamente surgió una fuerte polémica acompañada de múltiples discusiones, como consecuencia del penoso final en los 800m – numerosos desfallecimientos ante su dureza- que propició el acuerdo por el cual en el futuro no se disputarían pruebas femeninas olímpicas superiores a los 200 metros, acuerdo del que el olimpismo se retractaría en Roma 60.

Sin reconocimiento. Lord David George Brownlow Cecil Burghley fue uno de los medallistas más famosos de los Juegos Olímpicos de 1928. Heredero del marquesado de Exeter, en 1927, durante su primer curso en Cambridge había causado sensación al conseguir dar la vuelta al gran patio del Trinity College en el tiempo que tardaba el reloj en dar las doce campanadas del mediodía. Fue una versión completamente deformada de este acontecimiento la que se narró en la película “Carros de Fuego” en la que esta hazaña se atribuía a Harold Abrahams.

Fue por esta razón por la que Lord Burghley, que ya contaba con 76 años cuando se estrenó la película, se negó a ir a verla. En los Juegos Olímpicos de 1928, David Burghley ganó los 400m vallas.

Vientos de cambio. Las mujeres compitieron por primera vez en atletismo, pese a las objeciones de Coubertin y del Papa Pío XI, aunque se limitó su participación a cinco eventos. La alemana Lina Radke-Batschauer fue apenas la segunda atleta en ganar una medalla de oro para su país en eventos de pista y campo al ganar la demandante carrera de los 800 metros. Esta prueba se recuerda porque el resto de las competidoras sufrieron por la fatiga extrema y ello provocó que el Comité Olímpico Internacional, bajo la conducción de su nuevo presidente, el belga Henri de Baillet-Latour, suspendiera la prueba de 800 metros femenil hasta 1960.

POR PUDOR

Un hecho curioso fue protagonizado por la nadadora alemana Hilde Schrader, cuando al sonar la señal de partida, para la prueba de 200 metros braza, se le rompió el bañador, dejando un pecho a la vista de todos. Fue tanta la vergüenza que sufrió, que quiso salir lo más pronto posible de la piscina, así que empezó a nadar más rápido, lo que quizás le valió, como un plus añadido, para ser la primera y ganar la Medalla de oro.

UNA REINA ANTIPÁTICA

La nota negativa la puso la reina Guillermina de Holanda, exteriorizando en todo momento su crítica contra los Juegos Olímpicos y demostrándolo personalmente al no acudir a la ceremonia de apertura, para así no verse obligada a participar en los protocolarios parlamentos inaugurales. Aunque sí asistió a la jornada de clausura.

UN OBRERO Y UN CHILENO EN LA HISTORIA

En la prueba emblemática de los Juegos Olímpicos, la Maratón, el francés de origen argelino, Mohamed Boughera El Quafi , obrero de una conocida fábrica de automóviles de Francia, se impuso sin demasiada dificultad, ante el chileno Manuel Plaza, en principio suplente, pero sorpresivo ganador de la Medalla de Plata, primera en la historia olímpica del atletismo chileno.

Países: 46

Fecha: 17 de mayo al 12 de agosto de 1928

Disciplinas: 109

Atletas: 3.014

Primero: Estados Unidos

Oro: 22 Plata: 18 Bronce: 16

Segundo: Alemania

Oro: 10 Plata: 7 Bronce: 13

Tercero: Suecia

Oro: 8 Plata: 6 Bronce: 12

Cuarto: Finlandia

Oro: 8 Plata: 8 Bronce: 9

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