Lituania espera ahora al conjunto albiceleste que, con Scola como referente (37 puntos, incluidos los primeros siete de su equipo), volvió a demostrar que es un conjunto competitivo, que piensa en las medallas.
Ambos equipos plantearon de salida dos duras defensas zonales, por lo que el partido se jugó al triple y al lanzamiento exterior.
Especialmente Argentina encontraba dificultades para entrar a la pintura, algo que compensó con muy buenos lanzamientos de tres: 5 de 6 en los primeros diez minutos y tres de ellos de Carlos Delfino, que hizo pleno.
Pero enfrente estaba un Barbosa y un Marcelinho Huertas (10 puntos por cabeza en el primer cuarto) que iban a poner las cosas muy difíciles.
A pesar de que los cariocas perdiesen dos partidos de la fase de grupos y finalizaron terceros, Argentina y Brasil son dos equipos muy similares -por ejemplo en las estadísticas en este campeonato-, y esa igualdad se veía reflejada en lo reñido del partido en cancha: 25-25 al final del primer cuarto prometiendo un encuentro lleno de espectáculo.
En el segundo periodo, el seleccionador argentino, Sergio Hernández, se vio obligado a iniciar las rotaciones para no cansar a unos Prigioni, Scola y Delfino que han disputado la práctica totalidad de los partidos de la fase de grupos y que se debían revelar decisivos en un partido tan igualado como el de octavos.
Hasta que no quedó poco más de un minuto para el descanso, la albiceleste no logró abrir un ligero hueco de seis puntos gracias a un triple de Leo Gutiérrez.
Aunque dentro de la limpieza, el partido era duro y los árbitros fueron estrictos.
Los dos equipos se cargaban de faltas, lo que en principio pareció que iba a favorecer a la albiceleste ya que Barbosa (uno de los pilares de Brasil y ya entonces con 13 puntos a sus espaldas), y Guilherme Giovannoni, se iban a la pausa con tres faltas cada uno.
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