Con ventaja
En la prueba de barras paralelas, una de las competencias organizadas fuera del programa olímpico, se enfrentaron especialistas contra estudiantes o principiantes. Como es natural, el resultado favoreció a un maestro de esta disciplina, que con el correr de las ediciones olímpicas, se transformó en una de las más importantes y más vistas de todo el programa de los Juegos.
Galos ganadores
Los atletas franceses ganaron muchas medallas en la segunda edición de las Olimpiadas, no sólo porque al ser dueños de casa, pudieron tener la mayor cantidad de deportistas en competencia, sino porque muchos de ellos formaron parte de las delegaciones extranjeras, debido a que éstas, por diversos factores, no pudieron completar sus correspondientes cupos y para no quedar descalificados apelaron a jóvenes franceses para completar sus nóminas.
Muy cansador
En las pruebas de gimnasia, para ganar la medalla de oro en las competencias individuales, era necesario que cada atleta brille en 16 diferentes movimientos y efectúe ejercicios en una serie de aparatos. Muchas de aquellas pruebas, como la arrastrar 50 kilogramos de arena desaparecieron de los programas de competencias en los años posteriores, en tanto que otras, como el salto con garrocha, cambiaron al deporte en el mundo entero. La especialización en las pruebas se hizo mucho más exigente.
Los segundos Juegos Olímpicos, organizados en la ciudad del barón Pierre de Coubertin, París, estuvieron marcados por la pésima organización, por sus cinco meses de duración (del 20 de mayo al 28 de octubre de 1900) y por estar enmarcados dentro de la Exposición Universal. Actualmente, aún existen dudas sobre la oficialidad de muchas pruebas. En ellas, compitieron 1.225 deportistas, entre los cuales figuraban, por primera vez, 19 mujeres. Con 26 naciones representadas y 18 deportes en competición, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña lideraron el medallero oficial.
La gran desgracia de estos Juegos Olímpicos fue su coincidencia con la Exposición Universal, ya que el comisario de la misma, Alfred Picard, tenía unas ideas totalmente diferentes a las del barón de Coubertin. Pensaba que los ideales olímpicos no importaban en absoluto: todo tenía que estar supeditado al espectáculo de las manifestaciones y no era relevante el tipo de manifestación o actividad. Era igual que fueran actividades estrictamente deportivas como exhibiciones de globos, carreras de sacos o concursos de palomas mensajeras. No importaba que en las competiciones se juntaran profesionales con aficionados, incluso se fomentaba su mezcla, para aumentar la curiosidad. El barón de Coubertin intentó mejorar la situación contando con el apoyo de la iniciativa privada, pero se olvidó de la incipiente federación que controlaba lo mejor del deporte francés, que le retiró su apoyo. Así, tuvo que acogerse al marco de la Exposición Universal, donde la gran magnitud de actividades hacía que las competiciones deportivas quedaran minimizadas y no contaran, así, con el apoyo popular.
La segunda edición de los Juegos Olímpicos fue un auténtico desbarajuste, muchos de los participantes ni siquiera sabían si estaban compitiendo en una prueba olímpica, ya que éstas se presentaban como concursos, festivales y reuniones internacionales, sin ningún tipo de nexo en común y casi siempre con una inscripción abierta. La polémica era continua, las normativas no existían, o si existían se anulaban y reinventaban a conveniencia de unos cuantos.
Aunque durante el cambio de siglo la publicidad se había puesto en marcha, la Exposición Universal ensombreció tanto esos Juegos que no hubo ni siquiera un cartel oficial. Tan sólo se conservan algunos carteles que hacen referencia a los concursos específicos, dentro del marco de la Exposición, aunque pertenecieran a los Juegos.
A pesar de que el número de naciones y de deportes en competición aumentó, la trascendencia de la edición de los Juegos Olímpicos fue menor que la anterior edición de esta gran competencia internacional.
Las disciplinas en las que se compitió en la Ciudad Luz fueron atletismo, ciclismo, cricket, cróquet, equitación, la esgrima, fútbol, gimnasia, golf, natación, pelota vasca, polo, remo, rugby, tenis, tira y afloja, tiro, tiro con arco, vela y waterpolo.
Países: 24
Fecha: 14/05 al 28/10 de 1900
Disiplinas: 95
Atletas: 997
Primero: Francia
Oro: 26, Plata: 41, Bronce: 34
Segundo: Estados Unidos
Oro: 19, Plata: 14, Bronce: 14
Tercero: Gran Bretacha
Oro: 15, Plata: 6, Bronce: 9
Cuarto: Equipos mixtos
Oro: 6, Plata: 2, Bronce: 1
El campeón desconocido. El 26 de agosto de 1900, la pareja de remeros daneses necesitó un timonel sustituto. Un muchacho francés fue el elegido y ganó la prueba olímpica. El joven galo fue retratado en la ceremonia de premiación. Después, desapareció. Años de búsqueda no tuvieron éxito para localizar al ignoto campeón, que al momento de consagrarse tendría entre siete y 12 años de edad.
El atleta estadounidense Myer Prinstein rehusó participar en la final. Después de las rondas preliminares, lideraba las competencias de salto largo, pero por sus creencias religiosas, rechazó competir en domingo, por lo que ésta fue reprogramada y en la competencia, su compatriota y rival Alvin Kraenzlein le ganó por un centímetro.
Las pruebas de vela se cumplieron en dos sedes. Las regatas se realizaron en el río Sena, pero en dos lugares, en Meulan, a 20 kilómetros de París, y en el puerto de Le Havre. La decisión obedeció a que existía la posibilidad de que algunas embarcaciones habían sido especialmente acondicionadas para navegación en aguas abiertas. Las pruebas fueron divididas con base en el peso de las naves.
Muchas nacionalidades en un mismo equipo. En deportes, como el polo, la vela, el atletismo y el tenis fueron ganados por atletas de diferentes nacionalidades incluidos en un mismo equipo, situación que fue permitida en las primeras ediciones de los Juegos Olímpicos, aunque esto, posteriormente, fue prohibido.
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