viernes, 27 de abril de 2012

El caos precede a las Olimpiadas

Londres se prepara para acoger los Juegos Olímpicos de 2012 inmersa en una dicotomía: frente al optimismo que derrochan las autoridades locales y los organizadores, los ciudadanos de la capital británica no paran de lanzar quejas.

El exceso de tráfico, unas medidas de seguridad que rozan el estado de excepción, el exorbitante gasto de dinero y el extraño reparto de las entradas son los motivos de protesta de la población londinense, que “escapará” de la capital durante la celebración del evento deportivo mundial.

“Será el mayor ‘show’ de la Tierra”, prometió el alcalde de Londres, Boris Johnson. Pero por ahora el “show” está en las calles, donde la mayoría de la población no ve con buenos ojos la cita olímpica.

“Es difícil encontrar a alguien que le parezcan bien los Juegos”, aseguró Tim Reder, de 55 años y residente del barrio de Wanstead, a escasos metros del distrito de Stratford, donde se encuentra el Parque Olímpico.

Los taxistas se quejan del poco trabajo que tienen; los conductores del metro, del exceso; y los residentes de Hyde Park irán a juicio contra los organizadores por el excesivo aumento de la afluencia al parque.

Poco agrada a la población ver cómo sus amados pubs cerrarán la mayoría a las 23:00 horas durante los Juegos. La razón: el temor de la policía a los criminales.

Sin embargo, desde la prensa se apoya sin cesar la cita olímpica: “Basta de quejarte, Gran Bretaña”, pidió recientemente el columnista de “The Independent” David Randall.

Los ideales del movimiento olímpico no se hicieron aún un hueco entre los británicos: una encuesta reciente indicó que diez de los 60 millones de habitantes que residen en el Reino Unido no estarán en el país mientras arda la llama olímpica.

Muchos de ellos serán londinenses que esperan desaparecer del país y evitar el bullicio, los interminables atascos y el estado de alarma del país por miedo a un ataque terrorista.

A pesar de que Scotland Yard insiste en que no serán “unos Juegos militarizados”, los londinenes lo ven desde otra perspectiva.

Un buque de guerra anclado en el Támesis, algunos jets “eurofighter” disponibles en una base aérea cercana a Londres y varios misiles tierra-aire preparados para su lanzamiento custodiarán la capital británica.

Además, cerca de 23.000 agentes velarán por la seguridad de unos Juegos “no militarizados”. De ellos, 13.000 son soldados, un número mucho más alto que el de las tropas británicas en misión en Afganistán.

Aunque el gobierno y los organizadores esperan que los gastos totales asciendan a 9.300 millones de libras (13.000 millones de dólares), hay muchos críticos que piensan en una cifra mucho mayor debido a la crisis financiera.

Hay incluso gente que estima un coste de 11.000 millones de libras –casi 15.400 millones de dólares- para los contribuyentes, como la diputada laborista y presidenta de una comisión de auditoría, Margaret Hodge.

El ciudadano no ve los resultados de la inversión de 6.500 millones de libras -9.100 millones de dólares- en la red de transportes de la ciudad: el metro, el más antiguo del mundo, está formado por vagones y trenes anticuados y las carreteras alrededor de la ciudad aún no están terminadas.

Los británicos amantes del deporte, que cuando Londres fue elegida sede olímpica en 2005 soñaban con ver a las estrellas mundiales, tendrán que afrontar un gasto desmesurado si quieren cumplir su sueño (Dpa).

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