Como ya se esperaba, el seguimiento de la competición fue nulo entre los medios de comunicación anglos, y muy escaso en los españoles, sin que ninguna modalidad generase mayor interés ante la imposibilidad que se consiguiesen marcas importantes.
El gran aliciente que anteriormente tenían los Juegos Panamericanos entre el gran público estadounidense era seguir los duelos históricos que mantenían EEUU y Cuba en el deporte del béisbol, considerado en ambos países como pasatiempo nacional.
Sin embargo, desde hace años, el mito del béisbol cubano, que el equipo nacional podía ser tan competitivo como el de las Grandes Ligas, comenzó a desaparecer y actualmente ya ha perdido todo interés para el aficionado estadounidense.
De ahí, que el triunfo de Estados Unidos por 12-10 ante Cuba en las semifinales pasó completamente desapercibido en el país del norte, aunque el equipo nacional había dejado a la novena caribeña por primera vez sin la medalla de oro en los últimos 11 Juegos Panamericanos de Guadalajara.
Si la pérdida de interés por el béisbol cubano en Estados Unidos es una realidad, lo mismo sucede con el deporte del boxeo aficionado, que tantos momentos de gloria dio a los púgiles antillanos y elogios merecidos por parte de los propios estadounidenses.
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